Jubilación de Madre Josefa

Nos dice el Papa: “Jesucristo también puede romper los esquemas aburridos en los cuales pretendemos encerrarlo y sorprendernos con su constante creatividad divina”

Qué compleja es la labor del docente, por ello pocos son los que culminan una vida laboral siendo maestro. Encontrando el significativo matiz entre Enseñanza y Educación.

Enseñar lo mismo de formas tan diferente para lograr éxitos en un grupo tan heterogéneo como es el alumnado de infantil. No sucumbir al envolvente vicio de la desmotivación profesional por la débil salud de nuestro sistema educativo. Requiere una magia especial, un don único… solicita un saber hacerse día a día, reinventarse para cada alumno.

Y, Me. Josefa, ha demostrado a lo largo de su dilatada labor profesional tener esa genialidad de derramarse llenándose cada vez más. La edad desgasta solo físicamente y ella ha aprendido a encontrar siempre fuerzas para amar, lección que nos lega.

La nostalgia lógica que envuelve estos actos hace que muchos recuerdos asalten a nuestra memoria. Y si hemos de rememorar el peregrinaje de Me. Josefa por el mundo de la Educación, observamos con admiración que una constante ha dirigido su acción profesional: la alegría. Nunca se dejó anestesiar por la atmósfera del pesimismo, ni alcanzó a saber lo que era un “No puedo”, valía más un “Voy a intentarlo” o rápidamente, “Un sí quiero”.

El tiempo no se detiene, ni debe hacerlo… pero cuando uno nace maestro porque ha sabido vivir siempre como discípulo no puede jubilarse. Afortunadamente el contexto de aprendizaje es muy grande, y el mejor libro es la Palabra. Por tanto, sabemos que solo te retiras de las aulas para poder seguir llevando lecciones de vida en el modelo de la propia.

Milagros Titos Padilla