Tenía que enviaros esta carta para deciros lo mucho que me importáis. A lo largo de estos años os he visto caminar y charlar con vuestros compañeros… y cada día esperaba deseando que vosotros también quisierais hablar conmigo.
Os he regalado cada mañana unos minutos de reflexión, para que acompañados de vuestros profesores hagáis oración. Y a pesar de que muchos días estáis dormidos o distraídos, yo siempre os hablo y os regalo la fuerza del cielo. Me aparezco en vuestros recreos ofreciendo brisa suave y fresca para que descanséis… y aguardo por si alguno quiere hablar conmigo.
Os he regalado cada mañana unos minutos de reflexión, para que acompañados de vuestros profesores hagáis oración. Y a pesar de que muchos días estáis dormidos o distraídos, yo siempre os hablo y os regalo la fuerza del cielo. Me aparezco en vuestros recreos ofreciendo brisa suave y fresca para que descanséis… y aguardo por si alguno quiere hablar conmigo.
Yo estoy en vuestros libros, juegos, aulas, pasillos… intento hablaros con la voz de vuestros profesores, religiosas, padres… he puesto en vuestro camino a las madres de Desamparados para que bajo el ejemplo y amparo de la Beata Petra de San José sepan guiaros.