El día 4 de noviembre, con las primeras luces del alba, nos pusimos en camino hacia tierras linarenses. Dejamos atrás Jaén (capital del Santo Reino) y Mengíbar (atalaya del alto Guadalquivir)…, para llegar finalmente a nuestro primer destino Cástulo (capital de los oretanos y punto clave en las sangrientas luchas entre cartagineses y romanos), yacimiento en el que estuvimos desayunando.
Tras reponer fuerzas, nos adentramos en los vestigios de lo que fue una de las ciudades íbera y romana más esplendorosas de Andalucía Oriental. Paseamos por su recinto amurallado y vimos el famosísimo mosaico de los Amores, sus termas (hoy en ruinas), el romántico castillo de Santa Eufemia, el enclave donde un día estuvo el puerto fluvial más cercano a la cabecera del Guadalquivir.