Para mí la experiencia de esta pre-Pascua ha sido totalmente diferente a las demás que he tenido; por 2 objetivos, disfrutar y estar al cuidado de varios niños. Para comenzar, en toda pre-pascua existe la diversión, risas, juegos, pero lo más importante, cuando reflexionamos, compartimos y nos reunimos en el nombre de Dios.
Eran unas ganas inmensas las que mis compañeros y yo teníamos de volver a vivir la pre-pascua, pero esta vez, desde otro punto de vista. Nos volvemos a reencontrar con antiguos amigos, haces nuevos y aunque sean muy poquitos días, al final acabas aprendiéndote el nombre de todos!
Nada más llegar, ya nos están recibiendo con saludos, sonrisas y una gran bienvenida con los demás coles; no te das ni cuenta, y ya ha caído la noche y toca una de las partes más animadas de esta convivencia, “el furor”, una especie de enfrentamiento ente chicos y chicas, donde existen todo tipo de pruebas y allí es donde dejas todas tus fuerzas y adrenalina de ese día. El equipo perdedor, tendrá que bailar como “castigo” el baile del cuadro.